Cuatro lecciones que nos dejó Kate

La “desaparición” de Kate Middleton, princesa de Gales y esposa del heredero del trono británico, generó el mes de marzo una variedad de “teorías” entre los usuarios de redes sociales, muchas de ellas verdaderamente disparatadas.

Algunas de las “explicaciones” que pudimos leer por esos días sobre el mutis de la princesa: un complot para ocultar la muerte de Middleton; una táctica para encubrir su internamiento en un psiquiátrico; una estrategia para retrasar el anuncio del inminente divorcio de los príncipes; una cirugía estética con resultado desastroso; un corte de pelo que salió mal y hasta una operación de los reptilianos para silenciarla…

Finalmente, el pasado 22 de marzo la princesa publicó un video en donde aclaraba el motivo de su “silencio”: le detectaron un cáncer y lógicamente se había tomado el tiempo para digerir la noticia y compartirla de manera adecuada con sus tres hijos. La sorna se transformó en empatía hacia la joven.

Una vez develada la justificada razón de la ausencia mediática y tras el ruido que generó, el caso Kate nos deja al menos cuatro lecciones de lo que debe hacerse a la hora de manejar una crisis de reputación:

  1. Anticípate: Ya lo decían los abuelos, “guerra avisada, no mata a soldado”. En este caso no era muy difícil prever las reacciones del público, para esos casos ten a la mano una batería de posibles respuestas y úsalas cuando sea necesario.
  2. Comunica de manera clara y oportuna: el comunicado emitido tras la “intervención quirúrgica abdominal”, dejó muchas dudas en el aire: ¡01 para sus redactores!
  3. No mientas: Algunas de las fotos que empezaron a circular para dar a entender que la princesa estaba recuperada eran antiguas y en un caso era evidente que la imagen fue manipulada digitalmente. La princesa tuvo que pedir disculpas por el “photoshopeo”.
  4. Toma el control del relato: si tú decides no decir algo, alguien lo hará por ti y en muchos casos el silencio ya es un mensaje en sí mismo. Así que toma las riendas y comparte la información suficiente para que no haya ruido. De nuevo, vuelve al punto 1: ¡anticípate!

Son apenas cuatro de las muchas lecciones que podemos sacar. De momento, en el Palacio de Kensington (como se conoce al aparato burocrático que trabaja para los príncipes de Gales) tomaron nota y abrieron una búsqueda para personal de comunicaciones.

Y, ustedes, ¿qué lecciones sacaron? Los leemos.

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